Aceite de palma

En esta entrada vamos a hablar del aceite de palma cuyo uso está muy extendido hoy en día, sobretodo en los productos procesados.

El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que se obtiene de la fruta de la palma africana (Elaeis guineensis). Del fruto se obtienen dos tipos de aceite: el de palma propiamente dicho, a partir de la pulpa, y el de palmiste, a partir de la semilla.

El aceite de palma es una grasa saturada hasta en un 50%, en promedio su composición es:

  • 49% grasas saturadas (principalmente ácido palmítico)
  • 37% grasas monosaturadas (principalmente ácido oleico)
  • 10% grasas poliinsaturadas (principalmente linoleico)

Los ácidos grasos saturados tienen un efecto negativo para la salud humana, ya que su consumo prolongado está asociado con el aumento de la proporción de colesterol LDL (o colesterol «malo») en sangre.

El aceite de palma puede estar, básicamente, en dos formas: aceite de de palma fresco (no procesado o rojo) y aceite de palma oxidado (refinado o amarillo). Dependiendo del grado de oxidación al que esté sometido, los efectos sobre la salud de ambos tipos de aceite de palma son radicalmente diferentes. Esta es la razón por la que la información nutricional acerca de este aceite es poco clara en ocasiones.

Sin embargo, el aceite de palma refinado es uno de los más utilizados en el mundo (es el segundo en producción después del de soja pero el primero en comercialización) esto es debido no solo a su bajo coste sino también por su riqueza en ácidos grasos saturados, esta grasa tiene la particularidad de mantenerse sólida a temperatura constante, además tienen una muy buena resistencia a la oxidación y los tratamientos térmicos, lo que los hace ideales para la industria  alimentaria. Por lo tanto el aceite de palma ha desplazado a las grasas hidrogenadas, que han demostrado ser nocivas para la salud, no obstante, al ser este aceite tan rico en grasas saturadas, está lejos de ser la alternativa idónea desde el punto de vista nutricional.

El aceite de palma se encuentra hoy en día en multitud de productos de la industria alimenticia y cosmética: cremas y coberturas, productos de untar, snacks y pasteles, precocinados, productos de limpieza, cosméticos o velas.

Además de su no idoneidad desde el punto de vista nutricional, el cultivo de la palma aceitera contribuye a la deforestación del sureste asiático y a la emisión de gases de efecto invernadero. El cultivo de la palma de aceite está asociado a graves problemas sociales y ambientales, que no son causados por el árbol en sí mismo, sino por el modo en el que está siendo implantado. El cultivo del aceite de palma tiene efectos desastrosos sobre los ecosistemas, el cambio climático, las especies protegidas y las poblaciones locales.

En la actualidad la superficie de explotación de la palma de aceite es de más de 13 millones de hectáreas, principalmente en Indonesia y Malasia y los principales consumidores son China, la Unión Europea, India y Pakistán.

El cultivo tiene un efecto directo sobre los ecosistemas, los bosques vírgenes de Malasia e Indonesia están siendo diezmados a una velocidad alarmante debido al gran aumento en la demanda de aceite de palma. La situación es tan drástica que se estima que el 98% del área forestal de Indonesia será destruida antes del 2022.

La deforestación para cultivar aceite de palma contribuye significativamente al cambio climático por emisión de gases de efecto invernadero, debido al drenaje de los suelos ricos en carbono y la quema de rastrojos. “Por la producción de aceite de palma, Indonesia es el tercer país que más gases de efecto invernadero produce después de China y Estados Unidos» (fuente).

 

Borneo y Sumatra constituyen una de las regiones con más biodiversidad del planeta. Actualmente un tercio de las especies de mamíferos de Indonesia están considerados en peligro crítico como consecuencia del desarrollo insostenible de los cultivos que están sustituyendo sus hábitats.
Si el ritmo de deforestación continúa, los orangutanes podrían extinguirse en la naturaleza
en los próximos 5 o 10 años, y los tigres de Sumatra en menos de 3 años.

La deforestación trae consigo el desplazamiento de las comunidades indígenas, apropiación de tierras pertenecientes a comunidades autóctonas, violaciones de los derechos de los trabajadores y trabajo infantil.

Y por supuesto no hay que olvidarse de los efectos en la salud ya comentados, los ácidos grasos saturados están asociados a arterioesclerosis, trombosis arterial y aumento en los niveles de colesterol en sangre.