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Triglicéridos

Hoy os proponemos un artículo sobre los temidos triglicéridos. Vamos a ver una serie de recomendaciones para controlar sus niveles, tanto qué se debe evitar como qué alimentos nos ayudan a bajar los niveles. Pero primero vamos a conocer algo más sobre los triglicéridos.

La hipertrigliceridemia, conocida comúnmente como tener los niveles de triglicéridos altos, consiste en una elevación anormal del nivel de triglicéridos, que es el principal tipo de grasa que se encuentra en la sangre. Es recomendable mantener sus niveles en rangos normales (por debajo de los 150 mg/dl), ya que los niveles altos se asocian a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y pancreatitis.

  1. Cuidar el hígado: cuidar con mimo al hígado es clave en el control de sus niveles. Los triglicéridos en el plasma se derivan de las grasas ingeridas con los alimentos, aunque también pueden ser sintetizados por el organismo a partir de otras fuentes dietéticas, como los carbohidratos. En ayunas, los triglicéridos séricos son transportados principalmente por unas proteínas -las lipoproteínas- de muy baja densidad (VLDL), sintetizadas en el hígado. Por ello, el cuidado y la buena nutrición hepática es un factor determinante de la salud en cuestión de niveles de grasa en sangre. Se recomienda evitar los azúcares simples (azúcar, miel, bebidas azucaradas y refrescos), la fructosa y, sobre todo, el alcohol, pues todos ellos aumentan la síntesis hepática de triglicéridos. Hay que tener en cuenta que pequeñas cantidades de alcohol pueden elevar el nivel de triglicéridos significativamente. Otros factores que se relacionan con el aumento de los valores de triglicéridos son el tabaco, los estrógenos, la obesidad, la inactividad y la diabetes no controlada.
  2. Disminuir las grasas: para mantener los niveles de triglicéridos en sangre en unas cifras aceptables es importante seguir una alimentación que sea baja en grasa saturada, presente en los productos de origen animal como la mantequilla, la nata, las carnes grasas, los lácteos enteros y en algunos alimentos de origen vegetal como el aceite de coco y de palma, frecuentemente utilizado en la elaboración de repostería y bollería industrial. En su lugar, se emplearán alimentos ricos en ácidos grasos monoinsaturados, como el aceite de oliva y aquellos en los que predominen los ácidos grasos omega-3. En este último grupo destacan los pescados azules (sardina, caballa, atún, bonito, pez espada, salmón, arenque, boquerones, jurel, etcétera), las nueces y el aceite de canola o colza. Para lograr disminuir el aporte lipídico, debemos seleccionar carnes magras, aves sin piel, quesos bajos en grasa, leches y yogures totalmente desnatados, y se retirará la grasa visible de la carne. Sin embargo, en muchos casos la grasa no es visible, porque está mezclada con otros ingredientes, como en los productos de bollería industrial y en los alimentos preparados o precocinados, por lo que es necesario leer detenidamente las etiquetas para valorar su contenido de “grasa total” y “grasa saturada”. Hay muchos productos que indican inofensivamente en sus etiquetas “aceites vegetales” sin especificar el tipo utilizado, cuando en realidad se trata de aceites de coco o de palma, es decir grasa saturada. Además, bajo la denominación “aceites parcialmente hidrogenados” pueden esconderse las “ácidos grasos trans” que aumentan las concentraciones de triglicéridos y colesterol malo (LDL), y disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL). Las grasas trans son habituales en los aperitivos, bollería, alimentos congelados precocinados como patatas fritas, empanadillas, croquetas, y en algunas margarinas. Es conveniente recordar que para una alimentación equilibrada y saludable se deben incorporar al menos cinco raciones al día de frutas y verduras, ya que son una buena fuente de fibra y antioxidantes naturales. Las legumbres también son un buen recurso porque son pobres en grasas, aportan proteínas vegetales de mediano valor biológico, hidratos de carbono complejos y fibra soluble.
  3. Ejercicio: hacer ejercicio regularmente, al menos 20 a 30 minutos de ejercicio aeróbico, como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta, tres veces a la semana.

Además a continuación os dejamos un enlace con diez consejos dietéticos para mantenerlos a raya:

 

 

 

Contar colorías sin considerar la calidad nutricional de los alimentos

Contar calorías solo sirve para distraer, es lo que se explica en el artículo que presentamos hoy, en él se explica que contar calorías sin tener el cuenta la calidad nutricional de los alimentos es un modelo fracasado que ha demostrado que no es saludable  y que además no sirve para adelgazar.

Lo lógico sería considerar las calorías más que contarlas, ya que el exceso de consumo de energía puede provocar una predisposición a almacenar esa energía en el cuerpo y favorecer de esta forma la posibilidad de tener sobrepeso u obesidad, pero el número de calorías es solo un factor. Es tanto más importante que los alimentos que se consumen sean saludables, materias primas sin procesar que permitan a nuestro mecanismo natural de de regulación de cuanto consumir, el apetito, funcionar correctamente.

Un ejemplo sencillo que ilustra este hecho sería la comparación entre comerse un donuts o una ensalada con las mismas calorías, podríamos pensar que no hay diferencia, pero lo cierto es que hay muchísima diferencia.

Por un lado, 400 calorías de un donuts nos va a causar en el organismo es un pico de insulina que va a dar como resultado la acumulación en forma de grasa de la mayoría de los hidratos de carbono y nos va a dar más hambre porque nuestro cuerpo va a preferir esta fuente de energía a otras que son mejores para nuestro objetivo.

Sin embargo, al comer 400 calorías de una ensalada, lo más probable es que nos sacie durante mucho rato y además nos nutra más, puesto que la cantidad de vitaminas que tienen las verduras no tienen comparación a las que tiene cualquier dulce.

Hoy en día se sabe que dependiendo de que clase de macronutriente sea, este tiene un circuito metabólico u otro. Además, se sabe que otros factores como el estrés tienen mucho que ver también en como nuestro cuerpo usa esas calorías.

En el siguiente enlace tienes más información al respecto:

Contar calorías solo sirve para distraer